martes, 31 de diciembre de 2013

Adiós 2013. Adiós.


Como dije la semana pasada en otra red social, al ser humano nos encantan los marcadores de ciclos, los “récords”, los instantes en que el reloj o el calendario cambian de un número a otro; nos guste o no, nos parezca cursi o no, nuestra vida está marcada por “estelas temporales” (timely milestones, u know what I mean, right?).

En lo personal (todo es personal) el 2013 me ha sido un año muy difícil, lleno de situaciones, opciones, decisiones y consecuencias que traen experiencias y que me dejan marcado, con aprendizajes y cicatrices, con despedidas y algunos cabos sueltos. Hubo pocas situaciones verdaderamente felices. Sobre todo a partir de finales de mayo. Pero como dicen los tatuajes en mis brazos: “Desde hoy y para siempre”. Todo lo que haga se queda ahí, formando parte de quien soy. La vida que he llevado a lo largo de 43 años, mis acciones e inacciones (y de cierta forma las de otras cuantas personas) me han traído hasta aquí, hasta este día, en ésta situación que vivo hoy.

No obstante, de unas pocas semanas para acá, he reflexionado y me han ayudado a reflexionar, que lo importante es seguir viviendo la vida, sobrevivir a lo malo, aprender de ello y dejarlo atrás, no clavarse y llevarse a cuestas sólo lo bueno con la meta de mejorar para uno mismo. No para el ego sino para el ser. De esa manera, todo lo demás será añadidura.

En cuanto a las actividades que más dominan mi vida, leí considerablemente menos que otros años (entre libros nuevos y releídos, habrán sido sólo como unos 30) pero también tomé muchísimas más fotos (acumulé más de 30,000 digitales) y descubrí unas dos docenas de cantantes o grupos que no conocía. Como dicen los rusos: “No me puedo quejar”.

Como un ritual propio, siempre cierro cada año con ésta canción de los Beatles. Perfecta para la ocasión. Para mis cuatro o cinco fans en éste espacio ¡Va un largo y fuerte abrazo!